El laserista LISTO en ceñida.

Esto que voy a contar me ha pasado alguna vez, y hasta que no volvía a tierra y me lo explicaban no me enteraba de lo que había pasado. Vamos, que me engañaban como a un niño.

Voy tan pancho yo, amurado a babor navegando hacia el layline de estribor y veo venir al laserista LISTO amurado a estribor. Me voy a cruzar con él y aun no sé muy bien si paso por su proa o si le tengo que ceder, o si me interesa virar antes. Tengo que pensármelo bien.

Lo que yo quiero averiguar primero, es si realmente el laserista LISTO viene navegando por el layline, es decir, si va a poder pasar la boya de barlovento sin tener que virar o si va justito. Si es amigo se lo pregunto directamente, pero si no, hay que fijarse en los detalles. Que sepáis que el laserista listo nunca os va a responder a lo que le preguntéis, o lo hará con respuestas ambiguas.

El primero de los detalles que observo, es la escota. Si la lleva cazada a tope, quiere decir que está ciñendo todo lo que puede para intentar pasar la boya. Eso, unido a lo duro o suave que esté colgando, me da una pista.

Si la escota no está cazada a tope (con un viento medio) y el laserista LISTO no cuelga demasiado, quiere decir que el barco navega por encima de la layline y pasará la boya sin problemas. Eso me dice que puedo virar un poco antes de pasar su proa y entrar con él en la virada, recortando así distancias.

Cuando la escota está cazada a tope puede que el laserista LISTO esté navegando hacia la boya pero "por debajo" de la layline y no consiga pasarla sin virar.

Hasta aquí todo bien. Parece que los listos somos nosotros, ¿verdad?. Pero el laserista LISTO se llama así por algo, y él también sabe todo lo anterior. Es más, él sabe si sabemos lo anterior o no, porque nos ha visto navegar.

Así que el laserista LISTO usará lo que sabemos en nuestra contra en función de lo que le interese.

Imaginemos que el laserista LISTO navega por debajo del layline o muy ajustado y no quiere que pasemos por su proa. Imaginemos que quiere que viremos.

Lo que hará es intentar convencernos de que va pasado de layline (es decir por encima de la línea que le llevaría a la boya), por lo que soltará escota para hacernos creer que podemos virar. De paso, como va amurado a estribor, apuntará a nuestra proa haciéndonos ver que no pasamos sin infringir la regla 10 y es posible que nos pida estribor. En cuanto viremos, volverá a cazar escota para volver a navegar "alto".

Esta situación nos deja bastante atrapados, sin llegar a la layline y con un barco a barlovento que va amurado a estribor. No podemos virar, porque normalmente está muy cerca y solo lo haremos cuando él lo decida. Cuando lleguemos a la boya no podremos pasarla y nos daremos cuenta de que nos la ha colado bien colada.

Una carta especial

Esta es una carta escrita por Peter Blake para el prólogo del libro que Prada editó después de su derrota en la Copa América del año 2000 en Nueva Zelanda, a manos del propio Blake, que dirigía el Team New Zeland de aquellos años. Será que estoy algo ñoño estos días, será que tiene algo especial, el caso es que me han dado ganas de traducirla y ponerla en este blog. Espero que os guste tanto como a mi.

Prólogo escrito por Sir Peter Blake para el libro "Luna Rossa" - 30ª Copa América (2000)

La Copa América es un trofeo huidizo que ha cambiado muy poco de manos en los últimos 150 años.

Este no es un deporte para débiles de corazón. No es algo que tomarse a la ligera o como un capricho. Es una lucha entre navegantes de todos los clubes alrededor del mundo que compiten desesperadamente por lo mismo: Poner sus manos sobre la copa.

El prestigio que recibe el ganador tiene más valor que cualquier otro logro deportivo. Es vencer lo invencible y hacer lo imposible lo que atrae a navegantes, soñadores y millonarios. Pero la victoria no es fácil, y la mayoría de las veces ni se consigue. La única manera de ganar es participar una y otra vez con la convicción de que puede hacerse. Dudar después de la primera vez no forma parte de las reglas del juego. Se necesita gente extraordinaria con una motivación feroz, mucha experiencia, atención a los detalles y una dedicación incondicional. El juego es incierto; por mucho que se le dedique, por mucho que se motive, y por mucho que se esté dispuesto a gastar, la victoria nunca está garantizada.

Para algunos se convierte en una droga.

Es un juego que puedes llegar a odiar profundamente, para luego descubrir que no puedes vivir sin él, al menos hasta que lo ganas.

Después viene la metamorfosis (por lo menos es lo que me sucedió a mi). Fui parte de una tripulación que ganó la copa y la defendió con éxito al menos una vez. Al fin ya no tenía que apretar los dientes y soportar ese nudo en el estómago. Mi deuda está saldada. Estoy curado. Me voy a dormir por la noche y tengo otros sueños. Nuevas pasiones nacen dentro de mi. Así que está claro que competir por la Copa es un juego de pasion, de sueño consciente (y también mientras duermes) en el que tienes un único pensamiento que es ganar, pero en el que la victoria es incierta hasta que la tienes entre las manos.

La desilusión y la decepción duelen incluso cuando son otros los que las sufren, imagínate sufrirlas en tu propia piel.

Te sigues preguntando "¿Cómo?" y "¿Porqué? durante semanas hasta que tomas la determinación de intentarlo otra vez, de no repetir los mismos errores, de hacerlo mejor que antes, de ser mejor que el resto del mundo, de ser el mejor hasta que la ansiedad se convierte en sueños y pasiones otra vez. El pensar en ganar nunca te abandona, pero es mejor dejarlo a un lado para conentrarte en un nuevo objetivo: ser el mejor en cada fase del nuevo desafío.

Nada se deja a un lado, ni el más pequeño detalle. Pero no sucede solo por que tú lo quieras. Necesitas un grupo de gente excepcional que comparta el mismo sueño, la misma pasión y que no tenga miedo incluso cuando las probabilidades están en su contra.

Es la dificutad del desafío la que hace correr la adrenalina en tus venas que puedan haberse debilitado por derrotas anteriores.

La Copa América es lo que es porque es muy difícil ganarla.

No es un juego para navegantes de sofá.

No es juego para los que no son capaces de recuperarse.

No es juego para corazones débiles.

Es un juego para aquellos que no tienen miedo de pelearse con los mejores del mundo.

Es un juego en el que ganar es casi imposible. Casi, pero no mposible.

Y por eso es por lo que merece la pena luchar. Es la dificultad la que da algún sentido a cualquier desafío.

Es la misma esencia de la vida.

Me gustaría decirle a toda la gente del equipo Prada que cuenta su historia en este libro, que adminro su deportividad, su tenacidad y su entusiasmo por la vida. Nos habéis dado a todos una imagen realmente positiva de vuestro país y vuestros paisanos estarán muy orgullosos de vosotros.

Esta vez no habéis ganado, pero en realidad tampoco habéis perdido. Solo se pierde cuando no se tiene el coraje de volver a intentarlo. No ganar es parte del proceso de aprendizaje que te lleva al éxito.

Para el desafío del 2003 os deseo buena suerte. Porque también es una cuestión de suerte.

No será fácil.

Las mejores cosas nunca lo son.

Peter Blake.

¿Épico, eh?. Prada llegó a la Copa América del 2000 en Nueva Zelanda, eliminando a todos los desafiantes en la fase previa. Parecía muy bien preparado para plantar cara al Team New Zeland, pero se llevó una soberana paliza de 5 - 0 a favor de los kiwis.

A día de hoy Prada sigue intentando ganar la Copa, y es uno de los equipos más antiguos, junto con el propio Team New Zeland.

Peter Blake fletó el Seamaster, un barco con el que colaboró en investigaciones de las Naciones Unidas. Murio en el 2001 después de recibir un disparo en un asalto cuando estaba fondeado en el delta del Amazonas, en Macapá, Brasil.
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